TECNOLOGÍA DEL VIDEO

En medio del desarrollo de una clase en la universidad, un alumno se acercó y me dijo: “padre esto que Ud. nos está corrigiendo nunca nadie me lo ha enseñado”. Se refería a un pequeño trabajo que habíamos fijado: un resumen de una parte de la materia, pero que los alumnos debían realizar por medio de un “mapa Conceptual”.

Cuando llegó el momento de planificar el desarrollo de la clase todos los alumnos la aceptaron sin ninguna complicación. Incluso en medio del trabajo nadie pareció estar interesado en preguntar en la manera didáctica con la cual concluiría su exposición cada grupo.

Al momento de presentarse y comentar con sus exposiciones, me percaté que había algunos errores de sus mapas conceptuales, los cuales los indicamos para mejorar. Pero en ese momento, en que se formó un ambiente de más confianza, fue cuando éste alumno me señaló su situación respecto a los “mapas” y lo bueno que había resultado el poder corregir junto con todo el curso.

En la tarea educativa es de gran relevancia no sólo llegar a tener unos contenidos bien definidos, sino el poder ser empáticos con los alumnos. Tener cercanía con toda la clase, de tal manera que se pueda desde captar su atención, hasta conocerlos en sus necesidades técnicas y pedagógicas. ¿En cuantas oportunidades hemos dado por supuestos algunos contenidos, que “otros” “debieron pasar” y al final nadie se ha hecho cargo.

Por esto, al final de este semestre quedé concertado con un grupo de alumnos para “grabar en video” sus exposiciones. Me pareció una oportunidad excelente para utilizar esta herramienta técnica, como medió didáctico y ser una ayuda clara y oportuna a mis alumnos. Más convencido me resultó cuando fui grabado yo mismo en las clases del diplomado. Me quedé más convencido de lo bueno de este método.

Lo propongo como una herramienta buena y útil. Mejoraremos las características del narrador, seremos muy dinámicos y especialmente seremos una ayuda adecuada en el crecimiento de los alumnos. Seremos empáticos con sus necesidades, concientes de sus fortalezas, podremos exigirles más en los instrumentos evaluativos y dirán que somos profesores tecnológicos. Tal vez esto último no sea tan cierto, pero daremos un paso por incorporar lo aprendido.

La familia ha sido y será siempre un gran desafío para la humanidad. En primer lugar porque ha acompañado a la naturaleza del ser humano desde los primeros pasos hasta los tiempos presentes. De esta manera la convivencia en medio de cada cultura se fue realizando por medio de : tribu, parentela, matrimonios, etc. A veces distintos nombres, pero sin embargo características comunes de unidad entre padre, madre e hijos. Personas individualmente diferentes, pero donde las relaciones se van fortaleciendo a tal punto que llegan a hacerse insustituibles.


Reconocida como la base o célula originaria de la vida en sociedad, la familia es quien sustenta la vida y crecimiento de toda persona. Aquí se va configurando el sentido natural de la unidad entre hombre y mujer, con un proyecto común y desafíos compartidos. Así se fue abriendo el concepto para reunir a todos los que convivían bajo el mismo techo: hijos, adoptados, abuelos, tíos, primos, etc., que seguían compartiendo idénticos valores, creencias y costumbres. Entendida de esta manera, la familia está primera que la sociedad misma. La sociedad no podría existir sin la familia. Es ésta quien va constituyendo a la institución llamada sociedad.


Entendido como agente originario, la familia ha sido siempre el primer agente socializador de los individuos. Los niños desde los primeros días en su hogar se van afianzando con características muy peculiares, que son producto de su hogar. Por lo que se deduce la importancia de la familia en la personalidad de los hijos y de aquellos que son los modelos de los hijos: los padres.


Con el correr de la historia la familia ha tenido que madurar diferentes situaciones que la afectan: machismo, feminismo, agresiones físicas y psicológicas, trabajo en exceso con tiempos muy limitados en la casa, etc. Pero sobre la cual me gustaría proponer esta reflexión gira en torno a la identidad de los padres como sujetos formadores de sus hijos.


Uno de los problemas que enfrenta la familia actual es la falta de proyecto común. Se vive bajo el mismo techo, se comparten las costumbres y los gastos comunes, pero no existe el interés, por lo menos consciente, que involucrarse profundamente en un proyecto común. Esto da como resultado, personas que dicen quererse, pero a la más mínima dificultad no están dispuestos a asumir esta problemática como algo común, sino más bien como un “problema del otro y no mío”. Si le agregamos un masificado aumento en los medios de comunicación que influyen en los hijos, nos van quedando familias sin cohesión, individualistas, con poco espíritu crítico y sin identidad.


El desafío está planteado, tenemos una palabra personal que hacer por nuestros hogares. Existe en el ambiente una sana preocupación por este tema. Ahora nos quedan interrogantes que debemos seguir trabajando



Preguntas para la reflexión

1) ¿Todos los que conforman nuestra familia, entienden lo que tratamos de construir juntos o cada uno hace lo que quiere?

2) ¿Qué tipo de familia es la nuestra?

3) ¿Sabemos darnos tiempo para estar juntos en la familia?

4) ¿Sabemos enfrentar las alegrías y las dificultades?

5) ¿Cómo vivir la experiencia de religiosidad en nuestras familias?

6) ¿Qué personalidad tiene nuestra familia?

7) ¿Cuáles son nuestras características positivas de nuestra familia?

8) ¿Dónde debemos trabajar más para fortalecer nuestras dificultades?